lunes, 29 de julio de 2013

Miedo.

Tengo miedo. Tengo miedo del futuro. Tengo miedo de saber qué es lo que viene. Tengo miedo de saber si podré con ello o no. Tengo miedo de lo que va a ser de mí. Tengo miedo de no ser lo suficientemente bueno para nadie ni para nada. Tengo miedo de fracasar. Tengo miedo de no saber cómo manejar las cosas. Tengo miedo de que mi vida se convierta en un absoluto desastre.Tengo miedo de no ser feliz. Tengo miedo. Tengo miedo.

viernes, 5 de julio de 2013

Recuerdos

Cuando miro el pasado y pienso en ti siempre tengo una especie de conflictos entre mis sentimientos. Claramente me siento triste, porque ya es el pasado, y por lo que veo, nunca más volveré a vivir algo así contigo. Pero, también me siento feliz, me siento privilegiado, me siento afortunado, tan feliz como si me hubiera ganado la lotería y recordará el momento exacto en el que verifiqué que mis números eran los elegidos. Siempre recuerdo el contacto de tus labios con los míos.
Hacía mucho calor ese día, y yo estaba jodidamente nervioso, mis manos tiritaban y no sabía qué hacer, sólo te escuchaba mientras te observaba. No eran tus ojos, era tu mirada. No eran tus labios, era tu sonrisa. No era tu exterior, eras tú. En ese momento me di cuenta de que estaba perdido. Me había enamorado. Seguías hablando, yo te miraba perplejo, nunca me hubiera imaginado lo que seguía. Tu mirada clavada directamente en mis ojos, una leve desviada al suelo y una pequeña sonrisa se arranca de tus labios. Me miras otra vez, me acerco a ti, te acercas a mí. Todo parecía ir más lento. Mis ojos se cierran, pero sigo viendo tu hermoso rostro en mi cabeza. Siento una sensación en los labios, es raro, hace bastante tiempo que no lo hacía. No recordaba lo agradable que era, y era aún mejor viniendo de ti. Nos separamos lentamente, nos miramos el uno al otro, y esbozamos una pequeña sonrisa antes de comenzar otra vez. Ya nada importaba, la gente a nuestro alrededor, el hecho de estar en un lugar el cual odio, el calor insoportable de esa tarde de febrero, de 14 de febrero. Nada, solo importaba el estar ahí, contigo, nada más.
Miras tu celular, es tarde, debes irte. Tomamos el metro, nos equivocamos de dirección, reímos de lo tontos que somos, nos cambiamos de andén, tomamos nuevamente el metro, esta vez es la dirección correcta, nos miramos sin hablar, no es incómodo, me agrada, llega tu estación, te despides de mí con un beso en mis labios, me dices unas palabras que nunca olvidaré, te bajas, caminas lentamente por el andén mientras te observo sin que te des cuenta -o eso creo-, te vas. Quién iba a imaginar que después de ese mágico momento nunca más iba a juntar mis labios con los tuyos. Nunca más.