viernes, 13 de diciembre de 2013

Problema

Hay un problema con la gente. O conmigo. Una de dos.

Hace poco, caí enfermo. No era tan grave, pero sí lo suficiente como para llevarme al pabellón para ser operado. Pero ese no es el punto.

Me quiero referir al momento que estoy viviendo ahora: la recuperación.

Todo el mundo me ha llamado o visitado o preguntado por mí a través de alguna red social para saber cómo estoy.

Qué hay de malo en eso, se preguntaran. Aquí está la cosa: ¿Acaso necesito ser operado para que alguien me pregunte cómo estoy? Es horrible. No sé si lo tomo muy a pecho o soy un egoísta malagradecido, pero de verdad me saca de mis casillas.

Y eso no es lo peor, lo peor es que la gente lo sigue preguntando simplemente por cortesía. Al igual que antes de la operación. Nadie se preocupa de por cómo realmente me siento, mis pensamientos, mis sentimientos, cosas así.

Necesito a alguien con quién pueda conversar. Y lo malo es que hay personas que sí quieren escucharme de verdad, pero yo no quiero contarles a ellos, simplemente no me siento cómodo.

Creo que el problema está en mí y no en la gente. Qué lástima darse cuenta de ello.

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